The Virtual and Real Universe of Ramos-Poquí
Introducción por Josep Corredor Matheos, 2001
There are artists who are precursors, but who, once their approaches have been established, fall behind - their innovative sources having burned out. Relatively few artists remain open to change and know how to take advantage of the new times in order to launch new initiatives. Amongst the latter we find, without a doubt, Guillem Ramos-Poquí.
This attitude is today more difficult to adopt, given the general situation in the visual arts. David Rodway remarked that, regarding the task of articulating meaning through art, "in more recent times poststructuralist thinkers would make us believe that this is a fruitless project since they see meaning as inherently undecidable" and, confronting this view 'Ramos-Poquí's enthusiastic optimism about the possibilities of art, supported by philosophical study, locates his work today, as it was in the late sixties, in a real critical avant-garde or counter-culture".
This original artist, working within a new avant-garde, continues his need to establish a relationship between his art, art, and the real world. In his work, certainly, there has always been the presence of living beings, objects and spaces which present ·or represent the everyday scene. Already in 1968, as was noted by Alexandre Cirici: "he widens the idea of the object in order to construct environments, entire rooms, like an actual bedroom, with his partner's clothes inside a cupboard, a dining room with the left avers of a lunch, or his own bed with him on top". This need to break the limits between art and reality has evolved towards greater complexity and, at the same time, the results are clearer and truly simple.
We could say that, in the best and deeper sense, what he does is to create games. We remember Nietzsche's words: "I do not know of any other method to treat major undertakings but as if they were games: this is, as an indication of greatness, an essential basis or starting point'. Objects are taken from the real world with great love and assembled in groups in which the need to create new evocations of the world mix with an acute sense of humour. Very small figures of people and animals: birds, reptiles, monkeys, dolls and other objects: boxes, cages, spectacles, adverts and other images and, in all, the things which can give us an indication of that which is or can be the universe of our daily life, ordered so it can be interpreted as chaos or as a wonderful world like the one seen by Alice.
Ramos-Poquí's restless spirit has led him to explore the field of the new technology. Up until now, computer generated image techniques have not been used by artists to their best advantage. Ramos-Poquí however, has seen it as an instrument ideally suited for his purposes. In his case, the limitless space open to creativity has instigated many images which instead of closing in upon themselves, open, conceptually, in endless ways. In these images, reality and imagination, wakefulness and dream, the possible and that represented as impossible, form a single whole.
In a way we could talk here about the surrealist legacy, but this will be only partly true since, deep down, and contrary to what the avant-garde would like us believe, contemporary art takes the art of the Renaissance to its ultimate conclusions. The panoramic images of Ramos-Poquí do not sit on a solid floor, but float, resulting in the unexpected and defying classification.
All the elements and their heterogeneous associations are suspended in a space which could not be described as aerial or watery, but as oneiric. Actually, as if to confirm this, the faces of the feminine
characters sometimes appear with their eyes closed. Contemplating these images we are submerged in a strange and nevertheless familiar universe. The subtle blues, pinks, greens and greys, with some touches of yellow, sensitive, with subtle tonal modulations, create a feeling which arises partly from surprise and partly from recognition.
The birds - doves, seagulls - real or toys - are very much present in these works and, except for the model duck borrowed from a child, are flying. They dive in an atmosphere both real and unreal, inviting us to enter the open spaces existing beyond the image. The important role of birds could be significant here.
The bird, in the language of traditional symbols, is first of all a symbol of the relationship between sky and earth. They also symbolise higher states of being. For an artist, especially if he is not conscious of this symbolic character, it could represent spiritual renewal.
I must refer, finally, to the fragmentation of this world. lt does not provide us with entire figures of human beings or animals, only faces often not even whole, an ear, eyes, hands joining together which characterise a symbol of union. And many elements; from a garden to a dice, from sea waves crashing over a beach or flowers.
With all of these we become aware, of course, to his reference to our everyday world, broken down like the pieces of a jigsaw; but, at the same time, a different one, not viewed in reverse as in the world of Alice, .but one seen with more penetrating eyes, capable of appreciating its unexplored beauty, its limitless boundaries, its disturbing depths, discovered for us by Ramos-Poquí.
Josep Corredor Matheos, 2001
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El universo, tan virtual como real, de Ramos-Poquí
Introducción por Josep Corredor Matheos, 2001
Hay artistas precursores que, una vez se han impuesto sus propuestas, quedan rezagados, agotadas sus fuentes de innovación, y son relativamente pocos aquellos que se mantienen abiertos y saben aprovechar Ios nuevos tiempos para lanzar nuevas iniciativas. Entre estos últimos se halla, sin duda, Guillem Ramos-Poquí.
Esta actitud es más difícil de adoptar actualmente, dada la situación general del arte. David Rodway ha hecho notar que, frente a Ios más "recientes pensadores post-estructuralistas, que consideran la interpretación del contenido artístico como algo inherentemente impreciso o indefinible (y) nos han hecho creer que se trato de un esfuerzo vano (...) el entusiasmo y el optimismo de Ramos-Poquí sobre Ias posibilidades del arte, cimentados por el estudio de la filosofía, hacen hoy de su obra, como lo fue al final de Ios años sesenta, una verdadero vanguardia crítica o contracultural' .
Este singular artista, dentro de una nueva vanguardia, necesita establecer una relación entre su arte, el arte, y el mundo real. Lo cierto es que siempre en su obra se ha dado la presencia de seres vivos, objetos y espacios que figuran o configuran
la escena cotidiana. Ya en 1968, como hizo notar Alexandre Cirici, "amplio la idea de objeto hasta construir espacios, environnements, habitaciones enteras, con uno habitación real, con Ios vestidos de la mujer dentro del armario, un comedor con Ios restos de la comida o el mismo lecho con el encima'. Y esta necesidad de romper Ios límites entre realidad y arte ha ido evolucionando a una mayor complejidad, al tiempo que el resultado era más claro y, en verdad, más sencillo.
Podríamos decir que lo que hace es crear juegos, en el mejor y más hondo de Ios sentidos. Recordemos las palabras de Nietzsche: "No conozco ningún otro modo de tratar tareas grandes que el juego: este es, como indicio de la grandeza, un presupuesto esencial'. Los objetos están tornados del mundo real con verdadero amor y reunidos en conjuntos en Ios cuales se mezclan la necesidad de crear nuevas evocaciones del mundo y un agudo sentido del humor. Diminutas figuras
humanas y de animales -pájaros, reptiles, monos-, muñecos y otros objetos: cajas, jaulas, lentes, carteles y otras imágenes, y, en fin, todo aquello que puede darnos pistas de lo que és o parece ser el universo de la vida cotidiana, ordenado de modo que puede interpretarse tanto de caos como de un mundo maravilloso como el vislumbrado por Alicia.
El inquieto espíritu de Ramos-Poquí le ha inducido a explorar el ámbito de la nueva tecnología. La informática es, hasta ahora, una técnica que no ha sido bien aprovechada por Ios artistas. Ramos-Poquí, sin embargo, ha visto en ella un
instrumento muy adecuado para sus propósitos. El ilimitado espacio que se abre al creador ha dado origen, en el caso de este artista, a numerosas imágenes que no acaban en sí mismas, sino que, conceptualmente, se abren de manera indefinida. En ellas, realidad e imaginación, vigilia y sueño, lo posible y lo que se presentaba como imposible, constituyen una sola entidad.
Puede hablarse, en cierto sentido, de herencia del surrealismo, y es cierto solo en parte, porque, en el fondo, y contra lo que la vanguardia ha pretendido hacemos creer, el arte contemporáneo lleva a sus últimas consecuencias el surgido con el Renacimiento. Las panorámicas imágenes de Ramos-Poquí no se asientan en un suelo sólido, sino que flotan , y todo resulta en lo inesperado e inclasificable.
Todos Ios elementos que aparecen en sus heterogéneas asociaciones están suspendidos en un espacio que no puede decirse que sea aéreo ni acuoso, sino onírico. lncluso, como para confirmárnoslo, Ios rostros de algunos personajes
femeninos tienen en ocasiones Ios ojos cerrados.
Contemplar estas imágenes nos sumerge en un universo extraño y no obstante familiar. Los tenues azules, rosas, verdes y grises, algunos toques amarillos, sensibles, sutilmente entonados, producen una emoción debida en parte a
la sorpresa y en parte al reconocimiento. Las aves - palomas, gaviotas, reales o de juguete- están muy presentes en estas obras. Y, salvo el pato prestado como modelo por algún niño, están volando. Planean en este aire tan real como irreal, subrayando lo que tiene de abierto a espacios que están fuera de la imagen e invitándonos a entrar. Esta importancia de las aves puede ser significativa. El
ave, en el lenguaje de Ios símbolos tradicionales, es en primer lugar símbolo de las relaciones entre cielo y tierra. Simbolizan también estados superiores del ser. Para un artista, sobre todo si no es consciente de este carácter simbólico, puede indicar sed de superación espiritual.
Hare notar, por último, la fragmentación de este mundo. No se nos dan figuras enteras de seres humanos y de animales: solo rostros, a veces ni siquiera enteros, una oreja, ojos, manes que se estrechan, algo que es también característico
como símbolo de unión. Y muchos elementos sueltos: desde parte de un jardín a un dado, desde unas olas marinas que rompen en una playa o unas flores.
Con todo ello se nos está aludiendo, claro está, al mundo nuestro de cada día, descompuesto como las piezas de un rompecabezas. Pero es, al mismo tiempo, otro diferente, no al revés como el de Alicia, sino visto con ojos más penetrantes,
capaces de apreciar su inexplorada belleza, sus ilimitados márgenes, su turbadora profundidad, descubierto para nosotros por Ramos-Poquí.
Josep Corredor-Matheos, 2001
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